Luego de un positivo inicio de año, en febrero hemos visto caídas en la renta fija local, sinónimo de que las tasas de mercado se encuentran subiendo. El fenómeno no tiene relación a cifras macroeconómicas, sino que se explica por la baja demanda por este tipo de activo y la preferencia del mercado por bonos más líquidos.
Lo anterior es en respuesta a un potencial escenario adverso en marzo, fecha en la que, si bien no hay evidencia de una disrupción en los mercados financieros, la normalización de la actividad provocaría manifestaciones masivas, poniendo en jaque la confianza de los inversionistas.
Debido a esto, hemos decidido acortar la duración de nuestras carteras desde la posición neutral anterior (4-5 años), a una más cercana a 2 años, con el fin de tomar una posición defensiva. Seguimos prefiriendo los papeles en UF.
Tomar posiciones aún más defensivas nos dejarían ausentes de capturar movimientos favorables en las tasas de interés, situación que ocurre siempre en periodos de volatilidad; recordemos que el mejor día para la renta fija de la historia ocurrió también en noviembre del año pasado.